La relación entre pobreza y delincuencia en Acatzingo

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La violencia desatada por el enfrentamiento entre bandas de ladrones de combustible en Acatzingo no es simplemente un problema de inseguridad, es realmente consecuencia de la pobreza y la falta de oportunidades que vive la población.

La presencia de policías estatales y el establecimiento de una base del Ejército Mexicano no impidieron que en lo que va del 2016 hayan ocurrido ejecuciones, enfrentamientos y hasta una balacera contra asistentes a un partido de béisbol. Hasta ayer el saldo era de 11 personas muertas.

Acatzingo es una demarcación por la que pasan ductos de Petróleos Mexicanos, pero sobre todo un sitio en el que la pobreza no ha sido combatida con éxito.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hasta 2010 el 78.1 por ciento de sus habitantes vivían en pobreza, de esa cantidad el 57.8 por ciento de la gente presentaba pobreza moderada y 20.3 por ciento pobreza extrema.

Para los pobladores de un municipio en el que hay poco más de 52 mil habitantes no es fácil hallar empleo y el campo hace mucho que dejó de ser una opción para los más jóvenes.

Ser “halcón”, “chupaducto” o “huachicolero” es una opción que la gente se ha tomado como un trabajo serio. ¿Y es que dónde más se ganarían miles de pesos a la semana solamente por vigilar?

Cuando la gente se enfrenta por el territorio a costa de su vida o defiende a los delincuentes, aunque ello implique enfrentar el Ejército Mexicano y a la policía, realmente protegen aquello que les da de comer y una oportunidad que el Estado les ha negado, la de alcanzar mayores niveles de bienestar.

Y es que la pobreza es al abono que necesita el crimen organizado para crecer. Eso lo sabemos desde hace algunos años.

Twitter: @g_gochez