¿Un gobernador interino?

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Por fin el día “D” ha llegado. El próximo domingo, más de 2 millones de poblanos acudirán a votar para elegir a su gobernador o gobernadora, quien habrá de ejercer los recursos públicos –o los que queden- durante los 20 meses posteriores a la salida de Rafael Moreno Valle.

Han pasado dos meses desde que los aspirantes a Casa Puebla se lanzaron uno contra otro hasta convertir el proceso en un cochinero que nada tiene de político y mucho menos de democrático, como si la competencia hubiera sido para ver quién era capaz de pisotear y vilipendiar más a sus contrincantes.

Nadie ganó. Las campañas sucias y montajes de supuesta propaganda negra llegaron hasta el INE y aun así, nadie se las creyó. El máximo tribunal electoral no quiso atraer la elección del estado ni el control del Programa de Resultados Preliminares.

La última intentona se dio a conocer ayer jueves, cuando el PRI presentó una queja ante el INE en contra del candidato del PAN por presuntamente haber rebasado los topes de campaña. A decir de los tricolores el abanderado morenovallista se excedió hasta en 19 por ciento en los gastos realizados para promover su imagen.

De ser cierto, las elecciones en Puebla tendrán que anularse tal como ocurrió en el estado de Colima. Un arma de doble filo para el partido tricolor, ya que podría entregar de facto la gubernatura al partido en el poder.

Ante la premura por el fin del sexenio de Rafael Moreno Valle, los nuevos comicios tendrían que realizarse antes de que concluya el año, o bien los partidos podrían alargar el proceso legal para que finalmente sea un gobernador provisional, nombrado por la Comisión Permanente o un interino, nombrado por el pleno del Congreso local, quien tome el control de la administración.

Además, existe la posibilidad de que el recurso interpuesto por el Revolucionario Institucional no sea tomado en cuenta o sea rebatido, sin mayor problema por el blanquiazul. Éste es un escenario real.

Como sea, es un hecho que el proceso electoral de Puebla se extenderá a tribunales. No obstante, las preguntas que quedan en el aire son:

¿Qué tanto tienen de cierto las denuncias presentadas ante el INE?

¿Hasta dónde los partidos políticos están dispuestos a llegar?

¿Qué hay de las denuncias ante la PGR?

¿Apoco no tienen cola que les pisen?

¡Que conste, son preguntas!

Twitter @mecinas