La segunda mitad

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A cinco semanas de la elección para renovar la gubernatura de Puebla, las preferencias políticas para los dos principales contendientes –Blanca Alcalá Ruiz y Antonio Gali Fayad- parecen ya no crecer e incluso se observan entrampados en sus propias estrategias que sólo han logrado incidir una en otra a través de las campañas negras.

En el caso de la abanderada del PRI, se observa que ha fortalecido el voto duro y sumado los del Verde Ecologista y Encuentro Social, que aunque son menos, podrían representar la diferencia en las votaciones del 5 de junio. Sin embargo, la falta de un hilo conductor evidencia que no ha podido deshacerse de quienes toman decisiones basados en ocurrencias o epifanías personales.

Por su parte el candidato de la coalición del PAN, Antonio Gali Fayad, se aferra a un grupo de ciudadanos que se han visto beneficiados con los programas y recursos entregados por el gobierno de Puebla en los años previos, así como de los militantes de la “chiquillada” partidista, que lo mantienen en el pulso político, aunque ello no garantice que se volcarán en las urnas.

Quienes saben de estrategia política tienen claro que las campañas en Puebla están entrando ya en una etapa en la que es preciso recurrir a los otros candidatos para fortalecerlos a fin de crear un efecto de vaso comunicante, mediante el cual resten votos a su oponente más cercano.

El conflicto que enfrenta Antonio Gali es que ninguno de los candidatos y candidatas actuales juegan de su mismo lado. Por el contrario, tanto Abraham Quiroz (Morena) como Roxana Luna (PRD) y Ana Teresa Aranda (Independiente), mantienen duros posicionamientos en contra del gobernador Rafael Moreno Valle y por ende en contra de él mismo.

Por ello, de aquí en adelante se espera una fuerte agresión en contra de sus oponentes, empezando en este caso, Blanca Alcalá, a fin de desestabilizarla y hacerla perder votos, así requiera para ello elevar la guerra de lodo a procesos jurídicos y ataques personales.

La evidencia más clara de ese estancamiento de las estrategias fue el reto lanzado el domingo por la candidata del PRI al candidato morenovallista para presentar su declaración 3 de 3, abrir las puertas de su casa a los poblanos y pedir un examen antidoping, hecho que inmediatamente tuvo que salir a rebatir el vocero del PAN, Javier Lozano, sin argumentos ni datos en la mano, pero sí dejando por sentado que el golpe mediático obligó al candidato a moverse de su sitio de confort y olvidar la estrategia para atender el conflicto.

Twitter @mecinas