El artista murió en su casa de Cuernavaca, luego de una enfermedad que lo mantuvo fuera del alcance público durante el último año, hasta que, hace dos semanas, se agravó su salud, informó su familia.

 

Así mismo detalló que la ceremonia será de acceso público y recibirá las cenizas del artista a las 17:00 horas.

 

 

Nunca estudió arte en la academia, sino que desarrolló un camino en solitario, propio de su carácter reservado e introspectivo. 

 

Tras comenzar a vender con éxito sus caricaturas, se dedicó de lleno al arte y abandonó la carrera de diseño industrial.

 

 

Experimentó con materiales no ortodoxos y con el deterioro natural de la obra como un reflejo de su visión del mundo, al igual que los espectros y las huellas de sus recuerdos infantiles que parecen no borrarse.

 

Es autor de los murales Escenarios subterráneos, del Metro Insurgentes, y El condominio, ubicado en avenida Veracruz, en la colonia Roma.

 

La curadora Alesha Mercado habló sobre el legado del artista y aseveró que la casa estudio trabaja en la elaboración del catálogo razonado, el cual podría incluir el registro de mil obras, entre pinturas, murales, esculturas y dibujos.

 

 

Además, destacó el carácter social del creador mexicano.

 

“Me gustaría que el público observara el sentido social que tuvo Rafael”, explicó.

 

“Él siempre fue un luchador social y en la retrospectiva Un Cauduro es un Cauduro, (es un Cauduro) —expuesta en San Ildefonso en febrero pasado y ahora en el Museo Morelense de Arte Contemporáneo— hice mucho empeño en mostrar eso: su preocupación política y social por hacer ver a la gente temas como el maltrato a las mujeres, hasta lo que se considera su magna obra, que es el mural de la Suprema Corte”, abundó.

 

La experta en muralismo Guillermina Guadarrama explicó que “Cauduro arribó al arte mural con el propósito de mostrar nuevas rutas para su necesaria renovación, sin olvidar el objetivo: dejar memoria y visibilizar acontecimientos para crear conciencia”.

 

Destacó su mural Siete crímenes mayores y pidió que no se olviden sus demás murales, como los que hizo para el Sistema de Transporte Colectivo de la CDMX: Subterráneo de Londres (1989) y Metro de París (1990), que ambientan la estación Insurgentes.

 

“O bien el mural que realizó en Vancouver, al cual quiso integrar grafiti e invitó a un colectivo, pero la integración fue total, es decir, los grafiteros le cubrieron su obra, y él, para no entrar en controversias, ya no hizo más; un tema del que no le gustaba hablar”, concluyó.

 

Por su parte, la historiadora Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, recordó la obra del muralista mexicano, fallecido a los 72 años, a través de sus redes sociales.

 

Refirió que el mural plasmado en el edificio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, titulado Un clamor por la justicia. Siete crímenes mayores, fue criticada por parte de los ministros.

 

Y agregó: “Falleció el pintor Rafael Cauduro… Recuerdo vivamente cuando conocí sus murales por toda las escaleras del ala sur de la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: un realismo escalofriante, escenas de injusticia secular, indiferencia, autoritarismo y represión, violación de derechos humanos…

 

“Cuentan que en la inauguración, más de un ministro se quejó del trabajo crudelísimo de Cauduro, que tenía como intención recordar a los impartidores de justicia que no pueden ser omisos ante la realidad”, expresó.

 

Foto:

lsm (Con información de Patricia Rodríguez Calva)