• Puebla

Ya no vengan, ya no alcanzamos a salir, dijo Leslie a su tío desde Xochimehuacan

  • Claudia Lemuz
Cuando sintió que el calor de la tercera explosión las alcanzó, abrazó a su madre y su abuela, esperando el final

Puebla, Pue.- La madrugada del 31 de octubre el intenso olor a gas nos despertó, sobre nuestras casas había una nube blanca, narró Leslie Mora. A las 02:20 horas llamé al 911 y nos dieron 10 minutos para salir de la casa. Mientras se alistaba mi mamá y mi abuela –recordó- escuchamos lo que ahora sabemos fueron la primera y la segunda explosión.

Leslie es reportera en Puebla y vive en la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacan con su abuelita, su mamá y sus perritos. Su casa se ubica a unas seis cuadras de la toma clandestina de gas que la madrugada del domingo provocó cinco explosiones, las cuales dejaron un muerto, 17 lesionados y más de un centenar de casas dañadas.

Cuando intentaron salir fue una locura, el único camino los mandaba a ella, su familia y vecinos a la denominada “zona cero”. Su única opción fue huir por la azotea de la última casa de una privada.

Su vía de escape fue hacia la calle Las Huertas. Por medio de una escalera metálica resbalosa bajaron personas de la tercera edad, embarazadas y hasta mascotas.

El grupo de alrededor de 20 personas, en medio de muchas dificultades, logró descender para caminar hacia la autopista México-Puebla.

Ahí, era el infierno: gritos, pánico, confusión, llamas, calor y mucho miedo.

Sí, miedo a morir porque sabían que viven sobre ductos de Pemex, rodeados de personas que comercializan combustible obtenido de manera irregular, que denuncian, pero siguen operando bajo la protección de autoridades indolentes.

Recuerdo, expresó, a personas hincadas clamando piedad ante el miedo a perder la vida.

En la zona de la pista, en medio de la oscuridad, las personas corrían hacia las juntas auxiliares de San Jerónimo Caleras y San Felipe Hueyotlipan en busca de refugio.

Durante su escape, logró marcarle a su tío para que las ubicara y pasara por su abuelita, su mamá y sus perritos.

Sin embargo, mientras hablaba con su tío, vino la tercera explosión, la más intensa.

Fue tan fuerte, que le dijo: “Ya no vengan, ya nos quedamos aquí, ya no nos dio tiempo salir.”

En ese momento, solo nos abrazamos las tres porque pensamos que todo había acabado, el piso se movió bajo nuestros pies y el calor nos alcanzó, narró con entereza Leslie Mora a MVS Noticias, en el espacio que conduce Alberto Rueda.

La tercera explosión fue la que cimbró a casas ubicadas en los alrededores de la Capu,  la Cementera, hasta al municipio de Cuautlancingo y la zona limítrofe con el estado de Tlaxcala.

Las familias abandonadas en medio del caos fueron movilizadas por conductores del transporte público de las rutas que operan en la zona.

Lo que también recuerda, manifestó, es la solidaridad: los vecinos se rescataron entre ellos.

Fotografía Especial y EsImagen

clh

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