• Puebla

La necesidad hace que ambulantes sobrevivan a un año de covid en Puebla

  • Claudia Aguilar
No somos los malos del cuento, buscamos sobrevivir, aseguran los ambulantes que han invadido el centro histórico

Puebla, Pue.- “¿Qué vas a llevar, amiga?, ¿Qué te ofrezco?, ¿Algo que te guste, algo que te agrade? ¿Unos tenis?, ¡Míralos sin compromiso!", grita uno de los comerciantes que salió a vender a las calles del Centro Histórico de Puebla, con todo y el riesgo que representa ante el Covid-19. 

Es de tarde, hace mucho calor, pero varias calles del primer cuadro de Puebla capital lucen llenas de ambulantes que ofrecen desde comida hasta zapatos, ropa y joyería.

Doña Mary, vendedora de postres, fue la única que accedió a hablar, sin voltear la espalda, de cómo están trabajando en plena pandemia. Lo hace porque asegura que sin importar lo que digan o hagan como gremio, para la gente ellos son los “malos del cuento”.   

Mientras parte una rebanada de pastel de fresa, dice que entiende a sus compañeros de oficio cuando deciden no quedarse en casa, porque ninguno tiene dinero para estar confinado y cubrir los gastos diarios de una vivienda y de los hijos.

“Ojalá pudiéramos estar como muchos, descansando en nuestra casa, pero nosotros tenemos que salir a buscar para comer”, insiste la comerciante informal.

Asegura que desde hace un año que el coronavirus se desató en Puebla no ha podido recuperar sus ingresos, pues hoy vende menos de la mitad, ya que sus clientes habituales dejaron de acudir al centro y muchos de los paseantes no consumen. 

"No la engaño, usted lo está viendo, el día ha estado muy tranquilo. Hay muy poca venta, hay gente, pero no compra, la mayoría nada más ve. Pero yo estoy acá porque es lo único que tengo, con que vaya yo sacando para comer, no me quejo", expresó. 

Al igual que ella, otros ambulantes intentan atraer a sus puestos a personas que pasan de largo o si acaso consiguen que se detengan a mirar los relojes, pulseras, blusas, sudaderas o bolsas que ofrecen, pero pocos logran concretar la compra. 

Mary comenta que así ha sido durante el primer año de la pandemia y pese a ello, todos pagan su permiso ante el ayuntamiento de Puebla por ocupar la vía pública, pero se niega a hablar de cantidades. Aunque en 2020 cuando se suscitaron enfrentamientos entre autoridades y ambulantes, varios declararon que pagaban 250 pesos por día para estar en las calles. 

Y fue justo el tema del cobro por derecho de piso el que enfrentó por meses al gobernador Miguel Barbosa Huerta y a la edil capitalina Claudia Rivera Vivanco, ambos de Morena, pero que discreparon respecto al trato que debió darse al comercio informal en el contexto del Covid-19. 

Para el mandatario estatal se tuvo que poner un freno desde el principio y regular la actividad comercial, al grado que en diciembre culpó a los ambulantes del alza en los contagios en Puebla y del cambio de semáforo en la entidad de amarillo a naranja, ante lo cual la alcaldesa pidió no estigmatizar a este sector y su entonces secretario de Gobernación, René Sánchez Galindo, delegó a Barbosa la responsabilidad de emitir un decreto para actuar en el tema, el cual llegó en plenas fiestas de diciembre. 

A partir de entonces, el gobierno de la ciudad comenzó con operativos en el primer cuadro de la ciudad e inició una campaña, consistente en la colocación de 2 mil letreros de prohibición para la instalación de vendedores, además de que arrancó recorridos por tianguis, mercados y plazuelas donde solían ofrecer sus productos. Con el paso de los días, la propia autoridad municipal reconoció que los comerciantes cumplieron a medias con la disposición oficial y seguían saliendo a trabajar a las calles.

Todas estas acciones fueron duramente criticadas por la iniciativa privada, pues señalaron que no garantizaban una transición pareja a la nueva normalidad, debido a que los negocios formales tuvieron que esperar por meses su regreso y también era obligatorio el seguimiento de protocolos sanitarios al pie de la letra, mientras que a los ambulantes nunca dejaron de trabajar y sólo les exigían tener cubrebocas y gel.

Durante todo el 2020, representantes de las distintas cámaras empresariales acusaron que en la capital se toleró el ambulantaje por encima de la formalidad, mientras que a los establecimientos se ha exigido cumplir con estrictos horarios y protocolos sanitarios, según los decretos estatales vigentes. 

Marco Antonio Prósperi Calderón, presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco), destacó que en la gestión de Claudia Rivera Vivanco creció el número de ambulantes en el Centro Histórico, con la presencia de más de 3 mil personas, situación que también marcó una división entre regidores del Cabildo de Puebla al pedir unos poner un alto al comercio informal y otros estar a favor del diálogo y la tolerancia. 

En este contexto, la presidenta municipal de Puebla respondió que bajo ninguna circunstancia se usará la fuerza pública para desalojar a los comerciantes y lamentó que la sociedad juzgue y ataque a los ambulantes sin entender su entorno. 

Aunque dijo que si se registraban hechos de violencia se actuaría, como fue el caso de los golpes que recibió personal de la Secretaría de Gobernación durante los operativos en el primer cuadro de la ciudad.

Hasta enero pasado el Ayuntamiento de Puebla presentó 65 denuncias penales contra líderes de comerciantes que incurrieron en delitos y se negaron a ajustarse a la normativa, de las cuales la mitad corresponden a agremiados de la agrupación Antorcha Campesina

 

Foto Claudia Aguilar

 

agb

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