Atlixco, Pue. Los fines de semana llega en punto de las 9 de la mañana a la avenida del Roble, un viejo camellón con palmeras en medio, ubicado en el principio del sur de esta ciudad. Y regresa a casa a las 2 de la mañana.

Margarita tienes 65 años y vive sola. Está perfectamente acreditada como vigilante urbano. Sus únicas herramientas de trabajo son un trapo rojo usado, su gorra y el chaleco naranja.

“Y también mis bendiciones para todos mis clientes. Eso les gusta mucho. Hay quienes las aceptan y quienes no... pero no importa. Tampoco acabo enojada si no recibo un peso. Sólo deseo que regresen con bien a casa”, contó.

La zona de su trabajo es fundamental durante las 45 noches de la Villa Iluminada. Es paso obligado para turistas y lugareños en busca de un lugar de estacionamiento.

“Mi calle es grande y caben unos 15 carros de cada lado. No cobro una tarifa especial... recibo la voluntad de ellos. Pero eso sí, es más barato que en un estacionamiento. Ahí son 30 pesos por hora. Y conmigo a veces hasta 3 pesos por la noche”, contó.

Y con orgullo asumió: “en el año y medio laborando aquí tengo el récord de cero coches abiertos o asaltados. Los ladroncillos me conocen y ya saben... tienen que respetar mi espacio”.

Margarita saca en un fin de semana hasta 2 mil 900 pesos de propinas. “Son para mí. Mis hijos de repente me ayudan, pero es mejor tener coraje y ganar nuestro dinerito”, dijo.

Según el Comité de la Villa Iluminada, en estos 45 días de fin de año al menos 70 personas de la tercera edad se registran ante el Ayuntamiento para trabajar de esa manera.

Foto: Lena Velázquez

cdch