Atlixco, Pue.- En el móvil de un hombre integrante de este grupo existe un catálogo de más de 25 fotografías de presuntos delincuentes atrapados por ellos. “Nunca los grabamos en video para no comprometernos. Pero eso sí, antes de entregarlos a la Policía alcanzamos a darles una lección y una calentadita”, aseguró sin rubor alguno una mujer con uñas largas y bien pintadas.

Usan capuchas, palos, silbatos, lámparas y sobre todo ya dejaron el miedo y la indiferencia. No tienen día, horario y ruta fija para evitar ser identificados.

De hecho accedieron a platicar para este diario bajo una condición: no dar nombres y menos fotografías. “Ya sufrimos algunas represalias y queremos evitar problemas con nuestra gente”, dijo la misma mujer.

Para tener una idea de su eficiente trabajo como guardianes de la seguridad en los límites de las colonias San José y Guadalupe Victoria, un par de focos rojos en el asunto de la delincuencia, recientemente en una reunión de colonos de Atlixco con la policía local además de servir como ejemplo de organización vecinal, recibieron el calificativo de “golpeadores”.

 “Desde luego no somos golpeadores. Esa es mala fama. La realidad es otra: desde el comienzo de nuestra labor en los rondines nocturnos bajó considerablemente el número de asaltos, de malandros y hasta hoy muchos prefieren darle la vuelta a la colonia. No somos golpeadores, somos eficientes y queremos paz”, afirmó un tercer integrante entrevistado. Y es el hombre del catálogo y de la gorra.

El escenario

Durante la reciente comparecencia en el Congreso poblano del secretario General de Gobierno (SGG), Diódoro Carrasco, una cifra llamó la atención: en los últimos dos años ocurrieron en la entidad 305 intentos de linchamientos causantes de la muerte de 42 personas. En promedio dos casos por mes.

En el caso particular de Atlixco, en este año suman 17 situaciones similares. Incluso a finales del mes de noviembre y principios de diciembre en una semana quedaron reportados cinco de ellos.

Tal y como ocurre en otros municipios poblanos, Atlixco no quedó libre de grupos civiles quienes decidieron hacer justicia por mano y cuenta propia. De hecho la dirección de Gobernación local, a cargo de Juan Antonio Pastor Andrade reconoció ese fenómeno social, pero no compartió algunas de sus prácticas y métodos.

“Hay grupos con esas características en juntas auxiliares como San Pedro Benito Juárez y La Magdalena Axocopan. También en colonias como la Guadalupe Victoria, San Alfonso, por momentos en la unidad habitacional Infonavit, Maximino Ávila Camacho y la San José”, reportó el funcionario.

El niño

En San José el grupo de vigilancia nocturna, aunque entre los vecinos dicen son ‘Los Justicieros’, comenzó luego de un aparatoso y escandaloso incidente: “muy cerca del jagüey -un verdadero pantano en la década de los ochenta y parte de los noventa por el olvido oficial y la oscuridad imperante- intentaron robarse a un niño.

“Afortunadamente no pasó a mayores”, describió la mujer de largas uñas.

A eso, dijo, quedó sumado el miedo de las nuevas generaciones por los constantes robos, especialmente a señoritas y jóvenes de 13 a 17 años, de celulares, bolsas, carteras y todo cuanto traías.

“En una reunión con los vecinos decidimos hacer algo ante la ausencia oficial: formar un grupo de defensa y hacer valer nuestra fuerza”, atizó.

Así, casi de manera clandestina, comenzaron a planear estrategias y maneras de literalmente ahuyentar a los “malandros”. Y con el paso del tiempo y la coordinación de más de 25 vecinos de la “Sanjo” los resultados llegaron.

“Aquí tengo un catálogo de todos a quienes atrapamos. Desde asalta- casas, drogadictos, ladrones de autopartes y de celulares”, comparten con orgullo. Sobre el tema de la comercialización de drogas, admitieron: “es un tema más delicado. Solo evitamos la acción de quienes hacen eso. Pero no queremos conflictos. Sobre todo porque ya recibimos varias amenazas”.

Es el relato de uno de los grupos de defensa de mayor contundencia y éxito en esta ciudad: “solo con una coordinación en redes sociales, palos, silbatos, lámparas y rondines con capuchas y gorras. ¡Claro tenemos miedo!, pero más miedo comenzaron a tener los ladrones al enterarse de algo: cada vez con mayor atino seguimos sus pistas”, coincidieron.