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Atlixco revive en estos días leyendas y apariciones

  • Staff
Lugareños no olvidan las tradiciones y leyendas que acompañan a la temporada de muertos

Atlixco, Pue. Entre las noches del 30 y 31 de octubre de cada año, y previo a llegada de las ánimas de Todos Santos, se escuchan dentro de esta ciudad las leyendas y descripción de figuras de dos personajes míticos que según algunos viejos lugareños tienen en ese tiempo y espacio la oportunidad de ver cara a cara a los humanos.

Marca la tradición que existe aquel que baja con su caballo del cerro más grande ubicado entre las juntas auxiliares de La Magdalena Axocopan y Metepec, para dejarse observar en el profundo y oscuro puente cercano al hospital regional número 5 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Y el otro, a pie o con una carreta como transporte goza de pasearse por el barrio de San Juan de Dios, uno de los más populares de Atlixco, para dirigirse a las entrañas del panteón municipal dejando a su paso temor y escalofríos.

EL NAHUAL

Dicen los relatos que se oyen en algunas colonias del nororiente de Atlixco, que muy cerca del cerro de San Miguel vive el Nahual. Un hombre con dos personalidades –hombre transformado en perro–, quien avanza suspendido en el aire y así conduce y arenga el ganado para matarlo por las noches.

La historia dice, son hombres procedentes de los pueblos cercanos a los cerros, y mediante un “pacto maligno” logran transformarse y robar el ganado.

Cuentan que para acabar con dicho hechizo es necesario hacer una cruz con dos cuchillos, machetes o espadas de acero y colocarlas en dirección del Nahual, quien termina revolcándose y dejando salir berridos horrendos.

Antes de despedirse de este mundo, o de por lo menos dejar de ser visible para el ojo humano, camina en los alrededores del camposanto atlixquense. En la madrugada, el mensaje de su cercanía es el inconfundible ruido de cadenas y de herraduras montadas en las patas de los caballos.

EL CHARRO NEGRO

Cuenta un tal señor Demetrio, presidente de la Asociación de Charros de Metepec en la década de los cincuenta, que manejaba fuertes cantidades de dinero y eso fue conocido hasta el día de su muerte, ocasionada por dos balazos en la frente.

Días antes comentó con los familiares la intención de guardas las riquezas. Y nadie sabe en dónde quedó todo. Sin embargo, desde aquellos años y hasta la fecha, muchos vecinos de Metepec aseguran haberlo visto vestido con un traje de charro negro, montando un caballo del mismo color y bajando a todo galope por las lomas del cerro de Axocopan.

Incluso muchos moradores aceptan haberlo visto por las noches en la clínica de Metepec en busca de almas moribundas y de dinero.

dp

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