• Texmelucan

Cambié mi imagen y evité abusos de los amigos de mi mamá: Elizabeth

  • Cecilia Espinoza Galindo
El consumo de esteroides anabólicos cambió la vida de la campeona de fisicoculturismo

San Martín Texmelucan.-Se masculinizó para evitar que la siguieran tocando y ahora, le piden que se desvista para comprobar que es mujer.

Sin embargo, la primera persona que abusó de ella fue una mujer, su mamá, quien permitía la entrada de hombres a su casa; los ebrios en más de una ocasión quisieron violarla.

Sus intentos de suicidio e inconformidad quedaron en el pasado. Ahora es madre y le agrada su vida, porque pasó por un proceso de perdón, explica Elizabeth Álvaro Saldaña.

La campeona de fisicoculturismo y corredora de maratones, comparte a Municipios Puebla su historia plagada de discriminación.

Tiene 50 años de edad y aspecto andrógino por el consumo de esteroides.

El ganar masa muscular le sirvió de protección para frenar los abusos, le permitió ganar concursos, pero también le obstaculizó empleos y en especial, la posibilidad de tener una relación duradera, porque en reiteradas ocasiones la encasillan como hombre a pesar de no serlo.

A los 11 años y con miedo salió de su casa para vivir en la calle y apoyada por el actor Julio Alemán, vivió en un teatro de la ciudad de México, dónde estuvo hasta que se casó.

"(…) Tras morir mi esposo salí de México con mi hijo, sin embargo no imaginé que por mi aspecto, no sólo yo sino hasta él enfrentaría muchas dificultades."

Elizabeth refiere que el integrarse a una sociedad tan costumbrista y que te juzga por tu aspecto, ha sido otro de los retos que enfrentó cuando llegó a Texmelucan.

En las escuelas de su hijo la cuestionaban por su aspecto físico y no sólo alumnos, también maestros le decían que su mamá era un hombre.

Para protegerlo, exigió ser parte del comité de padres de familia para frenar los ataques. Sin embargo, el menor optó por tomar clases en línea, tras superar un problema por consumo de drogas.

Buscar trabajo tampoco le ha sido sencillo. A pesar de ser instructora profesional terminó tras una máquina de coser porque cuando se acercó a varios gimnasios, los dueños le pidieron desnudarse para comprobar que realmente era mujer.

"Tuve trabajos en los que hacer uso del servicio sanitario resultaba difícil, pues mis compañeras pensaban que era hombre y no debía entrar."

Hoy con un pasado que duele menos gracias a las terapias psicológicas que ha recibido en el Instituto de la Mujer Texmeluquense, dirigido por Mónica Minnutti, Elizabeth dice que se perdonó y perdonó.

Entendí que la vida no se trata de complacer a los demás ni cumplir estereotipos, sino de ser feliz y sentirme orgullosa de ser mujer, manifestó con una sonrisa en el rostro.

clh

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