• Atlixco

Padres de desaparecida en Bonaire sin recibir apoyo del Estado y la BUAP

Falta de recursos complican su viaje a esa nación para conocer detalles de la desaparición de su hija.
Paola Aroche y Mariano Serrano 
 
“No, nos vamos, a quedar con los brazos cruzados”, es la voz angustiada de unos padres desesperados por encontrar a su hija, Adriana Morales de Florencio de 23 años de edad, quien se perdió el pasado 23 de abril 2017, en la isla holandesa de Bonaire, que se localiza en la zona del caribe, cerca de Venezuela.
 
La estudiante es alumna de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), en la licenciatura en Administración Turística. Era la segunda vez que salía en un intercambio académico para efectuar prácticas de campo que le dieran otra visión a la formación en las aulas.
 
Su padre fue la última persona que habló con ella. Fue el 19 de abril del 2017, la víspera a la fatídica noticia de su desaparición. Ella le dijo que al llegar a la isla en el puerto de Kralendijk, iba a bajar con unos amigos, compañeros de trabajo y empleados en el crucero "Navigator of the Seas", de la empresa Royal Caribbean, para recorrer el lugar y conocerlo.
 
La joven de 23 años, estaba de buen ánimo, dijo el papá a la familia, terminada la conversación por WhatsApp.
 
La desaparición 
 
El 23 de abril del 2017, la familia Morales de Florencio vivió un cambio radical en su casa ubicada en el municipio de Atlixco. Un mensaje por correo electrónico  de la empresa Royal Caribbean trastocaría la paz y tranquilidad de padres y hermanos, al recibir la notificación de que Adriana Morales de Florencio estaba desaparecida.
 
Otra llamada de los amigos de la joven de 23 años, inquietó más a los integrantes de esta familia, al preguntar si la joven se había comunicado con ellos; fue entonces cuando conocieron que la joven habría bajado del Crucero "Navigator of the Seas" para conocer la isla de Bonaire y que ya no regreso con la demás tripulación en los tiempos estipulados por el capitán.
 
También se enteraron que unos amigos, con los que iba a hacer el recorrido; por cuestiones de trabajo, ya no pudieron bajar del crucero y que por ese motivo no la acompañaron.
Después de la noticia, la familia de Adriana comenzó una tortura psicológica por la desaparición de su hija, la falta de información, y la burocracia de una serie de trámites por los hechos ocurridos fuera del país. A todo lo anterior se sumaron los problemas económicos.
 
Falta de apoyo de las autoridades
 
Luego de la desaparición de Adriana Morales de Florencio, los padres de la joven experimentaron una serie de barreras e inconsistencias para realizar los trámites de ley, que les permitieran viajar al lugar en donde se extravió su hija.
 
Los papás en su desesperación comenzaron a tocar puertas. Todas las que fueran necesarias. Hasta llegar a la oficina del gobernador Antonio Gali, en donde solicitaron una audiencia para pedirle ayuda y se pudieran hacer menos tediosos los trámites burocráticos de las visas y los pasaportes, así como  los costos de los boletos de avión, ya que el problema los tomó por sorpresa.
 
Adriana de Florencio, madre de la joven desparecida, reveló que salió decepcionada de la oficina del ejecutivo en donde, la persona encargada de quien dijo no querer recordar su nombre, les cerró el paso y les dio con la puerta en la nariz con el argumento de que no se encontraba y que regresaran más tarde.
 
Los padres de Adriana tienen que viajar de Atlixco a Puebla, posteriormente a la Ciudad de México, al Aeropuerto Internacional, para salir con destino a Miami en los Estados Unidos en donde se tienen que hacer una escala para luego viajar a Bonaire al puerto de Kralendijk, lugar en donde fue vista por última vez su hija.
 
La familia lamentó que hasta este momento, y en estas circunstancias, ninguna autoridad municipal y estatal, además de la BUAP, se hayan puesto en contacto con ellos para apoyarlos.
 
La solidaridad
 
Adriana Morales de Florencio es nativa de la ciudad de Atlixco, vive en una de las colonias que se localiza al norponiente de este municipio, a 15 minutos del zócalo, en la colonia Atlixco 90, es las más pequeña tienen 23 años, cuenta con dos hermanos mayores y sus papás.
 
La familia de Adriana es una familia modesta, cuya casa así lo refleja, de fachada blanca, rejas negras que cercan un jardín que le da colorido a la vivienda, en el municipio Atlixco.
La desaparición de Adriana ha consternado a familiares y amigos, quienes se reúnen para manifestar su apoyo moral a los padres y de manera colectiva hacer algunas oraciones frente a la casa, en donde esperan su regreso al lugar que la vio nacer.

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