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El río se partió en dos y arrasó con casas y personas en Chicahuaxtla

La comunidad, perteneciente al municipio de Tlaola, tiene tres mil 600 habitantes de los que por lo menos dos mil 500 se encuentran damnificados tras el paso de la tormenta tropical Earl

Tlaola, Pue.- Chicahuaxtla vive casi bajo el agua. El río que la cruzaba se dividió en dos, y parte del cauce cambió: ahora corre por sus calles y entre algunas viviendas. Aquí la tormenta tropical Earl dejó dos personas muertas, nueve están desaparecidas y unas 250 viviendas tienen afectaciones; además siguen parcialmente incomunicados.

La comunidad es una de las más pobladas de Tlaola, incluso más que la cabecera: tiene tres mil 600 habitantes y por lo menos dos mil 500 son damnificados. Al paso de los días sus prioridades han ido cambiando: lo primero, dicen es que haya agua potable y que manden víveres. “Que nos ayuden. Sí al rescate de desaparecidos y a la limpieza de escombros, pero más, con víveres”, dijo el alcalde auxiliar Luis Picazo Tlacomulco.

Aquí no hay agua potable, ni energía eléctrica, además temen que en cualquier momento se les acaben los alimentos.

Al llegar a la comunidad, lo primero que se ve son decenas de techos a nivel de la tierra. Son casas que quedaron sepultadas por el lodo y pesadas rocas que el río trajo de las laderas.

Con todo, dijo el alcalde subalterno, hay dos personas adultas muertas y nueve desaparecidas, entre ellas el médico de la comunidad Manuel González Espinosa, a quien se le vio por última vez en la ventana de su consultorio y aunque le dijeron que saliera de su vivienda porque el río iba muy crecido “él no quiso, y ya no lo volvimos a ver”, refirieron los lugareños con dolor.

El médico no era oriundo de Chicahuaxtla, pero llegó hace varios años. Sus pacientes mostraron una credencia de elector del profesionista y ya estaba domiciliado en la localidad más dañada de Tlaola.

Dentro de las casas, a través de las paredes perforadas por el agua, enormes piedras y lodo, se ven las pertenencias de las familias. También los cadáveres de algunos animales de corral. Aves y cerdos. Otros no se ven “pero están ahí, bajo la tierra. Y otros no se ven porque los arrastró el agua río abajo”, explicaron los lugareños con picos y palas haciendo esfuerzos para escombrar sus viviendas y calles.

A falta de agua entubada en las casas, se puede ver en las calles a mujeres improvisando lavaderos de ropa a ras de los accesos y aprovechan los pequeños escurrimientos de laderas para acarrear el líquido para uso doméstico.

La escuela primaria Ignacio Zaragoza también está dañada. Los padres de los alumnos quieren rescatar un poco de granos: bultos de fécula y otros víveres del programa de Desayunos Calientes que quedaron a merced del agua y prefieren llevarlos al albergue instalado en la Presidencia Auxiliar y aprovecharlos con los refugiados donde se instalaron, al igual que en la cabecera municipal, para atender la necesidad, pero los lugares han sido insuficientes.

Para llegar a la comunidad de Chicahuaxtla hay que caminar por veredas; entre sembradíos de flor y rodear el corte de la carretera Interserrana que se partió en una longitud de unos 70 metros. Pero caminar para llegar hasta la zona afectada no es fácil: los pies se hunden en el suelo fangoso y el lodo puede llegar a cubrir las rodillas. Ya en el pueblo, es imposible esquivar el caudal del río porque corre por todas sus calles.

Algunas personas han improvisado puentes con maderos rescatados de entre los escombros. Los usan para sacar lo que consideran de mayor valor o utilidad de sus dañadas casas. Ayudan a las personas de mayor edad a pasar de un lado a otro y procuran que se mojen poco, aunque eso es casi imposible.

Entre los escombros no sólo hay animales de corral enterrados, también hay vehículo de los que solamente asoman los neumáticos o se ven sus láminas retorcidas.

Sobre el problema de las viviendas, personal de la Coordinación de Vivienda de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) dieron a conocer que había recorrido una pequeña parte de la comunidad por lo que no podía dar cifras de los daños, porque aún no terminan el censo.

Los trabajadores de la Sedatu dijeron que se tendría que valorar el programa que se aplicará para resolver el problema de las familias que se quedaron sin casas, pero señalaron que es un proceso que “implicaría una solución favorable”, cualquier cosa que esto quiera decir.

En el poblado hay dos grupos de rescate, entre ellos “Topos 1909”, sin embargo, los pobladores expresaron que es insuficiente la ayuda, pues son ellos mismos quienes se han encargado del desazolve de sus casas y de los accesos, además de las escuelas que están, por el momento, inservibles.

Una funcionaria municipal que dijo ser parte del equipo de asesores del ayuntamiento de Tlaola, Elga García, criticó que toda la atención se esté concentrando en el municipio de Huauchinango, “tal vez porque es grande y es cabecera, pero acá también estamos mal y no hay ayuda de nada”.

Explicó que se hizo la solicitud para que se implementara el Plan DN-III del Ejército Mexicano. “Porque nos mandan a los policías estatales pero sin herramienta o a otros empleados del estado, que no sabemos si ayudarlos a ellos o ellos nos vienen ayudar a nosotros”, expresó molesta al tiempo que hizo un llamado al gobernado Rafael Moreno Valle para que envíe maquinaria pesada para abrir los caminos y ayudar a retirar los escombros de las viviendas y calles, tanto de Chicahuaxtla, como de la cabecera municipal de Tlaola.

Explicó que en la cabecera, el río se desbordó, pero los daños no fueron mayores, aunque también requieren la atención de todas las escalas de gobierno para solucionar la situación.

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