Huauchinango, Pue.- Una plaga de lirio acuático cubrió el 90 por ciento de la presa de Nexapa  en Huauchinango afectando la producción de tilapia de la que viven cientos de pobladores de tres comunidades ubicadas en la ribera. Aunque 65 personas trabajan desde hace un mes en su erradicación a través de un programa del gobierno federal, apenas alcanzarán a limpiar un 15 por ciento del vaso.

Casi de manera imperceptible, pero aceleradamente, una enorme mancha verde cubrió poco más de 135 de las 150 hectáreas que tiene de extensión la presa de Nexapa, al grado de que los pescadores de Xaltepec, Papatlatla y Papatlazolco se quedaron sin un sitio donde navegar las pequeñas embarcaciones con las que recogían su cosecha de diminutos peces plateados que venden en los mercados de la región.

Primero creyeron que la planta favorecería la cría de los animales acuáticos, que aportaría proteínas para el desarrollo de los alevines y hasta se opusieron a que hubiera una poda para controlar su proliferación. Luego vieron como los islotes de lirio se fueron extendiendo hasta convertir el espejo de agua en una llanura y la captura de las tilapias con sus redes y atarrayas se hizo imposible.

Pronto, los peces empezaron a dejar de reproducirse y crecer por la falta de oxígeno y las actividades pesqueras de los habitantes originales de la región de las presas que alimentan la hidroeléctrica Necaxa, están paralizadas. Así se los habían advertido: “el lirio absorbe mucho oxígeno del agua, afecta la vida animal. Obstaculiza el crecimiento del plancton y acaba con el alimento para los peces”.

La sabana que sustituyó al espejo de agua, además de extensa, es gruesa, al grado de que en algunos sitios, como el ubicado a un costado de la cancha de futbol de Xaltepec, es posible atravesarlo caminando, sin mojarse siquiera la suela de los zapatos y llegar hasta alguno de los pequeños montes que estaban a unos ocho metros de la orilla del vaso, que ahora ya no pueden distinguirse.

La situación alarmó a los pobladores que vieron como empezaron a quedarse sin su fuente de empleo y de sustento y empezaron a buscar ayuda en diversas instancias de gobierno para realizar un programa de exterminio o de control que permita volver “las aguas a su cauce”.

Por ello desde hace poco más de un mes, 65 hombres y mujeres de las comunidades de Xaltepec y Papatlatla fueron “contratados”  en un programa de empleo temporal para la limpieza de la laguna artificial auspiciado por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) Cuenca Hidrográfica del Río Necaxa.

Con machetes, largas varas y carretillas, cubiertas las cabezas con paliacates y sombreros; y algunas con los rebozos terciados al hombro para cargar a sus niños, sacan prácticamente a mano las plantas que llegan a tener raíces de hasta un metro de largo, las colocan a la orilla y ahí otro las recoge para llevarlas a un terreno donde las podrán secar.

Su jornada, por la que reciben un salario diario de 100 pesos, empieza muy temprano para que el sol les haga los menos estragos posibles y para evitar la lluvia de las tardes. Pero avanzan lentamente y creen que en los dos meses que durará el programa solamente podrán limpiar unas 20 hectáreas, es decir un 15 por ciento de la presa.    

No obstante, los biólogos de la Conanp los están capacitando para encontrar utilidad a las enormes montoneras de lirio que acumulan a la orilla de Nexapa: algunos de ellos están aprendiendo a tejer la fibra del lirio luego de someterla a un proceso de secado. “Harán bolsas, monederos y otros artefactos”, cuenta Esperanza Angulo Pimentel.

Otra parte será usada para hacer composta y mejorar la calidad de los suelos donde los habitantes de la región siembran su milpa, pero también plantas de ornato, otra de las actividades que da sustento a esta región.

Además apuestan a la gestión de más recursos para la limpieza de la presa a través de los gobiernos municipal y estatal, lo que podría ampliar las metas para el control del lirio y poderlo usarlo como un filtro natural que permita el saneamiento de esta presa.

“Queremos que nos den el trabajo para sacar el lirio. Aunque lo sacamos a diario, crece el más chiquitito. Queremos ayuda del presidente y del gobernador. Ya no podemos pescar. Ni siquiera  meter la lancha para ir a busca la leña del otro lado de la presa”, urgió doña Dominga Ocampo Vázquez mientras afilaba el machete para cortar la plaga que dice “parece que nunca se acaba”.