• Huauchinango

Santo Entierro y su peregrinaje de 78 años en Huauchinango

Las calles son adornadas con flores, velas y papel, para seguir con la tradición católica.

Huauchinango, Pue.- Puntual como cada tercer viernes de cuaresma desde hace más de 78 años, la imagen de Jesucristo en su Santo Entierro inició su peregrinaje que adorna las calles con gente cargada con flores, velas y papel o plástico picado, para marcar con arte, el paso de la “milagrosa” imagen, en un ritual de espera por la resurrección, por la vida que renacerá al finalizar la Semana Santa.

Los preparativos inician temprano cuando un grupo de fieles de la Parroquia de la Asunción llegan a cambiar al santo que, dicen,  llegó a Huauchinango hace más de 400 años en una caja de madera cargada en el lomo de una mula de un arriero, una de las actividades que sostuvieron la economía regional con el intercambio de mercancías que se daba entre los pueblos del Golfo de México y la capital.

Unos cuantos son los privilegiados que asisten a la ceremonia en la que ungen con aceites el rostro y el cuerpo de la morena escultura de tamaño natural que es sacada de su nicho.

Aunque el resto del año el rito se repite, este día y los ocho restantes que dura la Feria de las Flores, el Santo Patrono estrena vestimenta: una túnica, una diadema y una manta con la que lo cubren de los pies al cuello. Le cambian los almohadones que siempre van a parar a las manos de algún enfermo o, bien, de un alma que necesite algún favor especial o que tenga, como dicen, una causa “difícil y desesperada”. Son nuevos también los pañuelos con los que hacen que brille la madera de la que fue hecho.

Este viernes, cuando Santo Entierro fue entregado por el párroco José Gustavo Corona Ortega a la feligresía para que recorra los barrios de este Pueblo Mágico cargado en los hombros de al menos ocho hombres, le tocó vestir una manta de encaje y lentejuela, blanca como el invierno, o como la niebla que abriga los amaneceres huauchinanguenses.

La cubierta de su nicho fue colmado de orquídeas rosablancas recién cortadas de los jardines y macetas de sus fieles que se disputan el honor de regalárselas para que paseé y llegue a las casas donde, además de preparar una mesa que servirá de altar para rezarle al Santo,  también se hace café, atole, tamales y molletes que se comparten con los peregrinos que desde la mañana acompañan la imagen que veneran.

Abriéndole paso van las mujeres que cargan a Guadalupe, Tonantzin-Tlali, nuestra madre la tierra y detrás de ella las Xochicihuatl, un grupo de mujeres de las comunidades y las colonias populares que coronadas con flores bailan sones de costumbres y purifican sus pasos con el humeante copal que sale de sus xochijarros.

Mientras los hombres las siguen con un rítmico cruce de pies y medias vueltas en la Danza de los Abanicos, que desde 1920 reúne a jóvenes y adultos que le bailan a Santo Entierro, tal y como lo hacían los habitantes originarios de estas tierras en el antiguo atrio del convento agustino donde iniciaron los festejos, antes de la construcción de la enorme cúpula que adorna la ciudad.

Detrás, los fieles católicos que adornaron el templo para el cumpleaños del Santo Patrono, caminan, le cantan y le danzan, en un acto de arraigado fervor religioso que acompaña la liturgia y la fiesta para celebrar la vida del Cristo en reposo.

Tags: 

municipios_interiores: 

Encuesta

¿Usted ha recibido apoyos del gobierno del estado en el último mes?