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Condena obispo de Tehuacán linchamiento en Ajalpan

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Pidió a los responsables reflexionar y arrepentirse por asesinar a 2 personas que, hasta el momento, se sabe que no incurrieron en delito

A través de un comunicado de prensa, el obispo de la región de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez, condenó el linchamiento en Ajalpan de 2 encuestadores durante la noche del lunes 19 de octubre, luego de haber sido señalados por pobladores como presuntos secuestradores.

El representante de la iglesia católica en dicha parte del estado calificó el incidente como “lamentable y trágico”, y lamentó que esa clase de eventos han ocurrido en diversas partes de Puebla.

Al respecto, pidió a la población responsable a reflexionar sobre el incidente que perpetuaron, y a arrepentirse por el asesinato de 2 personas que, hasta el momento, se ha indicado que no habían incurrido en ningún ilícito.

A continuación el texto íntegro.

Me he enterado por las redes sociales del hecho lamentable y trágico del linchamiento de Ajalpan, Puebla. Desgraciadamente ha habido otros hechos semejantes en lugares diferentes.

Hay agresores y agraviados. Hay agresores responsables en diverso grado. No alcanzo a conocer muchos detalles. Los hechos pueden tener pocos o muchos antecedentes previos. De alguna manera toda la sociedad, especialmente la comunidad cristiana, está afectada por este hecho. No podemos quedar insensibles y ajenos. Somos corresponsables especialmente de lo que pueda suceder en el futuro inmediato.

Llamo a todos a recapacitar en el hecho y cómo nos involucre. Hay que buscar la verdad y la justicia, pero con rostro y corazón humano en el que Dios tenga su morada.

Llamo a todos a perdonar y pedir perdón. No es algo fácil, hay que hacer violencia interior. Pero llamo a pasar de la locura de la violencia a la locura del perdón, repito: solicitarlo y concederlo. Me explico: es locura porque va más allá de la razón el dejar desatar la violencia y también el llegar a perdonar a pesar de todo. Quien no está sanado en su corazón, se debilita para ayudar a otros.

La guerra inicia en el corazón humano. Ahí debe nacer la decisión de construir la paz profunda. Importante asumir esto: puedo-quiero-elijo-me decido a perdonar / a pedir perdón.

El proceso para llegar a la paz es lento, delicado y exigente, pero muy fructuoso. Requiere lo siguiente: honrar profundamente y acoger el dolor de las personas que han sido víctimas; reconocer con honestidad y cabalmente la participación agresiva; construir y reconstruir la verdad; promover la justicia restaurativa; hacer reparación del daño; llegar a la suficiente garantía de no repetir la ofensa; vivir el proceso del perdón solicitado y concedido; experimentar el gozo de la reconciliación, que da la paz profunda.

“¿Hasta cuántas veces tengo que perdonar?” Simón Pedro le preguntó a Cristo Jesús, quien respondió: “hasta setenta veces siete”, o sea siempre. Esta apertura de Jesús no debilita los frutos del perdón, no aleja de/sino que acerca a la garantía de no repetición de la ofensa. En otras palabras, con este proceso el mismo agredido y también el agresor pueden llegar a convertirse en constructores de paz.

Que en este mundo de odio y destrucción, usted y yo podamos ser constructores de paz. Con nuestras actitudes nos sumemos a muchos otros que buscan vivir y convivir de esta manera.

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