San Andrés Cholula, Pue.- Después de 35 años de vivir en Estados Unidos, Lorenzo Noyola consiguió su ciudadanía, su logro se lo atribuye a la Virgen de Guadalupe, por eso ahora es uno de los organizadores de la Antorcha Guadalupana, que lucha por los derechos de los migrantes mexicanos en Estados Unidos y que anualmente recorre varios estados del país para arribar a la Catedral de San Patricio en Nueva York.

Con 55 años de edad, manos agrietadas por el trabajo y el cabello blanquecino, Lorenzo recuerda que la falta de trabajo y la esperanza de encontrar una mejor calidad de vida lo llevó a cruzar la frontera de “mojado”.

En 1979, con tan sólo 20 años, en compañía de sus dos hermanos, atravesó el límite del territorio mexicano por el Río Bravo, del lado de Ciudad Miguel Alemán, en el estado de Tamaulipas.

“Pase ilegalmente como todos, me pasaron a mí en un tubo porque no sé nadar, con todas las cosas que llevaba yo, comestibles como papa cocida que es lo que se puede comer y no se echa a perder tan rápido”.

Después de pasar se perdió en el camino junto con compañeros, tardaron 15 días para llegar a Hidalgo, en Arizona, donde comenzaría a trabajar en un rancho.

“Duramos como 15 días para llegar a un lugar donde otros llegan en 3 días entonces automáticamente nos perdimos, dijeron ustedes anduvieron perdidos de milagro no se fueron para atrás”.

Por sus ansias de conseguir un mejor trabajo, se trasladó a Nixon, Texas, donde fue detenido y deportado a México.

“Me fui a Nixon, Texas, ahí me deportaron, una cosa triste porque yo estaba trabajando en una pollería, todo sucio de mis botas, todo sucio de estiércol de gallina y así me vine hasta México, pero volví a intentarlo, volví a cruzar por Miguel Alemán”.

Pese a lo anterior, Lorenzo pudo conseguir un permiso de trabajo, con el apoyo de un asesor legal y después de 38 años de residir en la Unión Americana obtuvo la ciudadanía en 2001, debido a que su madre era habitante estadounidense.

Noyola es integrante de la fundación Tepeyac que realiza la Carrera Antorcha Guadalupana para promover los derechos de los indocumentados, por lo que tiene un mensaje para quienes emprenden su viaje a la unión americana.

“No tengan miedo, primeramente dios, por más cerradas que estén las fronteras hay opciones para que ellos puedan vivir, ellos pueden seguir luchando, que lo hagan como ellos crean necesario, los centroamericanos que nos perdonen porque a veces son muy duros con ellos, todos tenemos la libertad de buscar una mejor opción de vida”.