Desde hace más de 25 años el poblano Macedonio Rodríguez radica en Nueva York y hace algunos años su familia decidió alcanzarlo, es decir, su esposa y tres hijos, la menor de ellas de tan sólo 4 años. El viaje lo harían con alguno de los “polleros” que, una o dos veces al mes, en plena madrugada, acuden a su comunidad, enclavada en la mixteca. El plan era que llegarían a la frontera norte de México y ahí los esperaría el mismo “pollero” que hace décadas cruzó a Macedonio por Calexico, en el desierto de California, sin mayores inconvenientes.

Los tres hijos del poblano eran menores de edad y ante la inexperiencia en el cruce por parte de su esposa se hizo necesaria la asistencia de dos “polleros” para la familia. Ya en pleno cruce y a altas horas de la noche, agentes de la patrulla fronteriza estadunidense sorprendieron a los migrantes y en plena huida el pollero que tenía a su cargo a los dos hijos menores decidió abandonar a la más pequeña a su suerte, con la promesa de recuperarla posteriormente. Al enterarse, el padre de la menor se vió obligado a regresar desde Nueva York hasta México para gestionar la deportación de su niña. Semanas después de estar en albergues infantiles de la autoridad migratoria norteamericana, la niña fue entregada a su padre y meses después el padre cruzó nuevamente por el mismo desierto con todo y su hija. Desde entonces, la familia completa radica en Nueva York.

De la misma manera, Nohemí, también poblana originaria de un municipio mixteco, hace varios años tomó la decisión de viajar junto con sus cinco hijos a California, se encargó ella sola de todo el plan, con la promesa al pollero de que al llegar a Carlifornia al lado de su esposo le sería cubierto el costo del “trabajo”.

Nohemí tuvo la suerte de su lado y, por el mismo desierto de California, sólo que ésta vez del lado de Tijuana, cruzó a sus cinco hijos, todos menores de edad. Hoy, al lado de su esposo, tiene un negocio estable en Los Ángeles.

Así como hoy, ayer también cruzaban la frontera hacia Estados Unidos, miles de niños mexicanos, muchos de ellos al lado de sus padres, pero otros tantos haciéndose pasar como hijos de matrimonios norteamericanos o escondidos en partes automotrices, sin embargo la historia hoy cambia y los niños están viajando solos, a su suerte.

Las cifras de menores que están resguardados por los agentes migratorios de Estados Unidos en la frontera con México son escalofriantes, se habla de entre 500 y 700 menores que intentan cruzar solos diariamente en busca del “sueño americano”, la mayoría de ellos provenientes de Centro y Sudamérica.

La polémica que ha provocado en contra del Gobierno del Presidente estadunidense Barack Obama la cantidad creciente de menores indocumentados en su frontera y en su territorio está generando molestia en el Congreso de aquel país y la posibilidad de que la Reforma Migratoria que se esperaba para éste año sea fallida afectando a millones de indocumentados que buscan incansablemente una amnistía.

Y es que las crisis económicas y la alarmante violencia en países como el de México son los principales impulsores de la migración hacia Estados Unidos, sobre todo hoy cuando se habla de tantos menores que quedan en la orfandad a causa del violento clima que se vive en varios estados, principalmente del norte de nuestro país.

En varios municipios poblanos niños y niñas buscan cumplir determinada edad para seguir con la tradición de migrar hacia Estados Unidos alcanzando a su padre o sólo para emprender la aventura de buscar una nueva vida. Idea impulsada por sus hermanos mayores o por amigos que regresan al pueblo deportados o solo por temporadas pero con la idea de regresar a tierras norteamericanas donde la vida, su vida, promete ser mejor que en la de su comunidad.