Chila de las Flores, Pue.- La fabricación de huaraches en este municipio en los años 70’s fue la actividad más importante para los pobladores, cada taller generaba trabajo para más de una decena de hombres y mujeres. De forma artesanal se fabricaban huaraches de distintos estilos, de hule, suela y piel. Los propietarios de los talleres llegaron a tener hasta sus propias “tenerías”, lugar donde curtían los cueros para hacer fina la piel, sin embargo, hoy estos sitios están en ruinas.

De más de 50 talleres que existían hace 40 años, actualmente en Chila de la Flores existen menos de 8 artesanos que siguen con el oficio, aunque poco a poco va desapareciendo por la competencia de la mercadotecnia que va sustituyendo este tipo de producto hecho a mano por otros industrializados.

Felipe de Jesús Guzmán es un fabricante de huarache "fuerte" en el municipio, como él ya no quedan muchos, los más grandes en la producción de huaraches ya no están, así lo comenta Felipe. Los huaracheros más buenos ya no están y el oficio, como en muchos casos, se acabo con ellos porque las nuevas generaciones que estudiaron una carrera no les interesó continuar con el oficio, pues el caso lo vive en sus familia, sus hijas lo ayudan pero no están dispuestas a dedicarse a esto por tener ya una carrea terminada.

“Le puedo platicar que hace años los huaracheros de Chila participaban en los desfiles más importantes, hasta tres carros alegóricos se disponían para el desfile ya sea del 16 de septiembre, 5 de mayo o el 20 de noviembre, también se desfilaba el primero de mayo, era un grupo grande de artesanos, más la gente que se contrataba en cada taller, pero lamentablemente todo eso se acabó por la migración y por la entrada de otros tipo de calzados que vinieron a 'tumbar' lo que se hacía en Chila”, explicó Felipe de Jesús.

La producción actual y el mercado beneficia más al intermediario. Felipe de Jesús Guzmán ha sobrevivido porque adquirió maquinaria para mejorar el huarache, además ante la falta de la mano de obra se vio obligado a comprar tres maquinas, una para coser la suela con hule, otra para rebajar el hule y una más para corte de acabado del huarache, apoyado con esta maquinaria Felipe trabaja prácticamente solo y su tarea es producir 18 pares de huaraches al día.

Comentó que sin esta herramienta la tarea se reduce a 8 o 10 pares por día, la producción es menos y el tiempo es el mismo. Su mercado lo tiene en puntos ubicados en Oaxaca y Guerrero pero tiene bien claro que es el intermediario quien gana más que él, ya que el precio al que vende es de mayoreo y está entre 55, 66, 69 y 80 el par de huarache, dependiendo el estilo, mientras que el cliente intermedio gana más de 40 por ciento en cada producto y en lagunas regiones turísticas el huarache alcanza precio de 15 y 30 dólares el par.

Los lugares donde más vende el huarache que fabrica en Chila de las Flores, son en regiones de Oaxaca y Guerrero. Los mercados más fuertes se encuentran en Huajuapan, Tamazulapan, Tlapancingo, Pinotepa y Tlaxiaco, mientras que en Puebla lo rebasa la competencia principalmente de Tepeyahualco, una zona muy productora de huarache y debido a eso casi no tienen mercado en estas regiones.

Al oficio le quedan pocos años de vida

Pobladores chileños consideran que los pioneros del huarache fueron hombres nativos de este municipio y algunos ya fallecieron pero otros recuerdan nombres como Froylán Zurita, Pánfilo Sánchez, Ramiro Enriquez, Eucario Hernández, Carmelo Trujillo, Jesús Enríquez, Miguel Trujillo, Javier Bautista, Jesús Ramírez, entre otros más.

Felipe de Jesús Guzmán agregó que al oficio le queda pocos años de vida en este municipio, donde hasta hace unos años representaba la fuente de empleo más importante en la zona.