• Huauchinango

Amedrentan con ministeriales a opositores a Gasomex en Cuacuila

Por tercera ocasio, los indígenas de Huauchinango interrumpieron los trabajos de los obreros y los expulsaron de la comunidad.

Huauchinango, Pue.- Elementos de la Policía Ministerial del Grupo Huauchinango amedrentaron a un grupo de indígenas opositores a la instalación del gasoducto Tuxpan-Atotonilco en la comunidad de Cuacuila, luego de que los segundos desalojaran, este domingo, por tercera ocasión a obreros de la empresa Gasomex a cargo de la obra.

Lo anterior fue denunciado por miembros de la organización “Ciudadanos Indígenas en Defensa de sus Derechos” (Cidd), quienes agregaron que con el “pretexto de que iban a verificar para que no luego no les digan que destruimos maquinaria”, una pareja de ministeriales se presentó ante ellos y como “que no quiere la cosa, nos dijeron que ya hay averiguaciones previas para asustarnos y que desistamos de nuestra lucha”, denunciaron.

Tras su asamblea semanal, realizada en la cancha pública del pueblo, varias decenas de hombres y mujeres decidieron volver a los terrenos aledaños a la zona de las supuestas válvulas de seguridad para detener una vez más la colocación de la tubería que llevará 6 mil barriles diarios de gas licuado de petróleo desde el Golfo al altiplano central de México.

Los empleados de la Procuraduría Estatal llegaron a preguntarles cuál era su inquietud “la clave” y recibieron la clara respuesta de: “no queremos que pasen los ductos y se violaron nuestros derechos como pueblo indígena”.

Los ministeriales, como si fueran especialistas en el tema y trabajadores de la gasera dijeron a los cuacuileños que lo que realmente les faltaba “era información, porque estas obras son súper seguras” y les recomendaron que fueran ante “el ministerio público que está recabando información”.

“Pero ya vimos que no hay agresiones de nada, los que encontraron aquí son trabajadores. Nosotros llevamos la investigación para verificar cualquier cosa que parezca delito y estamos checando qué es lo que pasó y ustedes hasta ahorita no han cometido ningún delito, pero ya hay averiguaciones”, manifestaron los policías. Los cuacuileños reviraron: “investiguen los delitos ambientales que se están cometiendo”.

POR LAS BUENAS O POR LAS MALAS

“Cuacuila es una comunidad digna, aquí lo que cuenta es el pensamiento, el corazón, la vida. No todo el pinche dinero del mundo o el palacio que nos quieren construir”, dijeron indígenas cuacuileños a trabajadores de Gasomex antes de exigirles a gritos que se fueran de sus terrenos, que pararan la destrucción de sus manantiales.

“Ya se les avisó que no pueden seguir trabajando. Se baja por las buenas o por las malas”, le espetaron a uno de los maquinistas que movía un pesado tractor cerca del caudal que lleva el nombre de la junta auxiliar ubicada al sureste de la cabecera municipal.

“Les hemos hablado con respeto, pero no entienden que no deben seguir trabajando aquí porque el pueblo no quiere vivir en riesgo por una explosión de los tubos y porque nunca se nos informó ni se nos consultó si estábamos de acuerdo con el gasoducto”, señalaron los pobladores de Cuacuila a un “ingeniero de Biósfera Ingeniería Industrial”, que se negó a identificarse con ellos.

“Ya basta, se están burlando de nosotros”, agregaron mientras el ejecutivo insistía en que el asunto ya se había arreglado. “Ya se les dijo que dejen de trabajar hasta que esto se arregle y a ustedes no les importa lo que decimos. Le pedimos que usted sea el portavoz a su jefe y que le diga que ya queremos que se vayan”.

El hombre les pidió un tiempo para sacar la maquinaria, pero la gente se opuso a conceder otro plazo porque argumentaron que lo que han hecho es seguir instalando la tubería. “Están destruyendo nuestro patrimonio. De esta tierra sacamos los elotes, un cuartillo de maíz, ya dañaron los manantiales. Nosotros no recibimos un sueldo del gobierno, vivimos de lo que nos da la tierra”, le recordaron.

Ante la insistencia del “ingeniero” de que el ducto no representa ningún peligro, los indígenas le cuestionaron “por qué no se lo lleva para que pase cerca de su casa”.

“Yo soy de ingeniería ambiental”, les dijo el hombre. Pero “usted más bien está desambientando. Miren lo que están haciendo los manantiales”, contestaron los cuacuileños seguido de un “ya lléguenle”.

El “ingeniero” les ofreció dar información sobre el gasoducto, pero los indígenas lo rechazaron preguntando por qué hasta ahora la empresa se interesa en que conozcan el proyecto. “El pueblo está encabronado, otros se dejaron, pero nosotros no y no tenemos miedo”.

“Ustedes no nos respetan. Nuestra tierra vale más. Ustedes han violado nuestra decisión de que no trabajaran, ahorita ya no vamos a darle más citas. Se meten en medio de las milpas. Su dinero no nos sirve, respete al pueblo porque ya se acabó nuestra paciencia”, añadieron.

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