Huauchinango, Pue.- El trío Staku y sus huastecos acompañó a cientos de feligreses en las tradicionales mañanitas a Guadalupe-Tonantzin en la fría madrugada de este 12 de diciembre en que despertaron a “nuestra señora, la más hermosa” con el son tradicional del Xochitpitzáhuatl, la flor menudita.

El reloj marcaba las 05:00 de la mañana cuando la devota comitiva ingresó a la capilla que, en honor a la virgen morena hay a un costado de la parroquia de Santa María de la Asunción, donde luego del son de las flores, los huapangueros improvisaron décimas para conmemorar la fecha.

Como un día antes fue declarada una velada de oración, el son vino a reavivar el ánimo y despertar a algunos que dormitaban en medio del amanecer, por lo que pronto se desataron los aplausos para el trío y la festejada.

Una vez que terminaron “Las Mañanitas”, inició la primera misa del día pero por la cantidad de gente, se realizó en el templo más grande del conjunto de iglesias con las que cuenta la parroquia en el centro de la ciudad de Huauchinango.

Durante las ceremonias religiosas llegaron varias peregrinaciones entre éstas llamó la atención una integrada en su mayoría por menores de edad, algunos todavía en pañal, pero ataviados con su informe blanco y una banda de color rojo que los identifica. Estos peregrinos se dirigieron a la junta auxiliar de Cuacuila.

Otra peregrinación tradicional es la femenil o “antorchas de mujeres” que en esta ocasión estuvo formada por cerca de 40 personas, cuando en años anteriores llegaban hasta 100. Por lo que algunas de sus integrantes expresaron que se debe a la crisis económica, pues participar en la peregrinación requiere un gasto de alrededor de “unos mil pesos por cabeza, ahora ya se piensa más si se incluyen o no”, señaló María Patricia Reyes, una de las corredoras.

Casi en todas las misas desfilaron parejas con sus hijos vestidos con la indumentaria indígena de la región emulando a San Juan Diego y la virgen de Guadalupe, pero también llegaron grupos y personas a bendecir sus imágenes de la Morenita del Tepeyac.

Es el caso de Norberta Santos Cuevas, vecina de la colonia La Mesita, quien con una cuadro a cuestas que casi la rebasaba en tamaño, salió de la parroquia con su “cuadro bendito”, manifestando que vale la pena el esfuerzo: “porque ella es mi madre y me protege, con ella vivo en mi casa y me acompaña a todas partes, me cuida a mí, a mis hijos y a mis nietos. Con ella no pasa nada”, terminó mientras compartió que ya en su casa esperaban un atole y pan para celebrar la bendición de su imagen.