Huauchinango, Pue.- Con la advertencia de ser la “segunda y última clausura simbólica por no respetar los acuerdos del pueblo”,  indígenas de Cuaucuila en Huauchinango, detuvieron las obras del gasoducto Tuxpan-Atotonilco y expulsaron a los empleados de la empresa Gasoductos Mexicanos (Gasomex) que laboran en terrenos de la comunidad.

Al grito de “Fuera Gasomex”, “Cuacuila no se vende, se ama y se defiende” que fueron respondidos con un “vamos a trabajar” por parte de los obreros, más de dos centenas de hombres y mujeres llegaron, poco después de las 8:00 horas de este lunes, al lugar donde se construye una supuesta válvula de seguridad de la tubería que transportará Gas licuado de petróleo del Golfo al Altiplano central del país.

La decisión de regresar al área de labores de la empresa, explicaron varios indígenas, se tomó en asamblea comunitaria luego de que se percataron de que continuaban las obras a pesar de que hace mes y medio pidieron a Gasomex que las frenara debido a que consideran que se han violado sus derechos a la autodeterminación y a la consulta previa como pueblo originario.

Los cuacuileños verificaron en primer término que estuvieran los maquinistas para reiterarles su negativa a la instalación de la tubería en un área cercana al pueblo en el que habitan. “Los jóvenes vinieron y les dijeron que pararan las obras, ahora venimos los ancianos del pueblo a decirles lo mismo: que retiren las máquinas y desalojen el lugar”, mencionó Emiliano Simón Otero a nombre de sus paisanos.

“Esta es una última advertencia –les dijeron-, porque la decisión no la va a tomar el representante de la empresa, porque ya la tomó el pueblo y no queremos el gasoducto porque pone en peligro nuestra vida. Así que retiren la maquinaria”.

Los opositores exigieron a Gasomex respeto a su comunidad y a la decisión que han tomado de impedir la instalación de la tubería que llevará el hidrocarburo.

Un representante de la empresa se acercó para plantear la posibilidad de dialogar con una comisión de los inconformes, situación que fue rechazada por los habitantes de Cuacuila pues insistieron en que deben acudir ante una asamblea comunitaria.

Los manifestantes insistieron en que el gasoducto viola sus derechos como pueblo indígena, porque no se les ha dado información y tampoco se les consultó para la realización de la obra, luego los obreros abandonaron el lugar dejando únicamente a dos vigilantes en el área de las válvulas.

Los indígenas se percataron que de 45 días a la fecha las afectaciones en área son mayores, incluso apreciaron el presunto desvío del cauce del río de Cuacuila del que sale ya un tramo de la tubería de 10 pulgadas, mientras a un lado -“casi como una burla”, dijeron- colocaron carteles sobre cuidados al medio ambiente de otra empresa LAV de Reynosa, S.A. de C.V.