• Acatlán

Viven comunidades de la Mixteca ferviente celebración a los fieles difuntos

La tradición inició el 28 de octubre, con las ofrendas para los difuntos que fallecieron por muerte accidental.

Acatlán, Pue.- Decían los antiguos que cuando morían los hombres no perecían si no que de nuevo comenzaban a vivir. Estas historias forman parte de una gran riqueza cultural de la conmemoración de los fieles difuntos. Las ofrendas aún conservan la antigua forma artesanal y son elaboradas con todo el sentimiento para el ser querido, con la seguridad de que estará presente en dicha ofrenda.

Ofrendas del día de muertos

En los municipios mixtecos, las familias pasan largas horas trabajando en el altar, muchos de estos altares son considerados verdaderas obras de arte, ya que reflejan el trabajo, dedicación y creatividad de la gente. A diferencia de otros lugares del estado, en la Mixteca poblana la estructura de la ofrenda tiene su propia representación y en ella se pone todo lo que al difunto le gustó en vida. Algunas son hechas a base de escalones, porque según la creencia es por esos escalones por donde llegará el familiar fallecido; otras están divididas en tres niveles y representan la tierra, el purgatorio y el cielo.

Yadira Delgado tomó la tradición el 28 de octubre, con la ofrenda dedicada a su hijo Humberto, quien –dijo- falleció en un accidente carretero. Dedicó todo un día para adornar la ofrenda de su hijo, en la mesa puso primero un desayuno de atole y tamal con torta, salsa de ovos, cecina, enchilada, memelitas con salsa macha roja y para la comida le preparó a su hijo un molito rojo de puerco, tortitas de camarón, arroz, cemita y tortillas hechas a mano, ya para el postre puso dulces, calabaza, tejocotes, su ginebra, su pan y mucha fruta. Como ella, cientos de familias tienen la creencia de que estos alimentos son aprovechados por sus difuntos.

Dijo que la ofrenda generalmente se coloca en lugares donde exista un espacio grande, el cual debe ser barrido con hierbas aromáticas hacia los cuatro vientos un día antes del Día de Muertos. Los olores de los alimentos, de las flores, las ceras encendidas, el incienso y el copal, al mezclarse producen un aroma inigualable, muy característico de esta actividad orgullosamente mexicana.

Recibimiento de las ánimas

La creencia reza que a las doce del día los familiares acuden a la puerta de la casa a recibir las ánimas de los fieles difuntos, formando un camino de flor de muerto en el caso de las personas mayores, y si es un niño, de flor blanca, acompañado del aroma del copal.

Las fechas de colocación de ofrendas en esta región inician desde el 28 de octubre dedicadas a quienes murieron en algún accidente, después el 31 de octubre dedicadas a los niños y 01 de noviembre dedicadas a todos los fieles difuntos.

El Día de los Fieles Difuntos, es decir el 2 de noviembre, las familias llevan flores a las tumbas de sus muertos, tradición que representa todo un rito, ya que comienza desde la madrugada.

Las familias acuden al cementerio y hacen altares, colocan veladoras, velas y realizan oraciones sobre las tumbas de los familiares. Estos altares tienen un gran significado, ya que con ellos se cree que se ayuda a sus muertos a llevar un buen camino durante la muerte. El cementerio se cubre de flor de cempasúchil, terciopelo rojo y las tumbas de los niños se adornan con flores blancas.

Para muchos, la muerte es el tránsito más duro e inexplicable para el ser humano, ha sido en todas las culturas y en todos los tiempos objeto de reflexión, ceremonias y rituales; a través de este tiempo se ha tratado de responder el destino de los muertos: el alma deja el cuerpo para dirigirse a un lugar destinado según la manera en que vivió.

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