Los preparativos en San Miguel Acuautla, en Huauchinango, empezaron desde el sábado con el adorno de los altares y la entrada de su santo patrono elaboradas con palmilla y flores de sotol los mayordomos garantizaron las ofrendas, las flores, los cuetes y la música de banda, para festejarlo en la comunidad ubicada a los pies del lastimado Yelotépetl (cerro de los elotes), al que los desastres naturales y la instalación de un gasoducto más la construcción de la autopista México-Tuxpan le han menguado su cimiento.

 

Como en muchos lugares del país, en esta población ubicada a mil 340 metros sobre el nivel del mar, los primeros elotes suelen cortarse a fines de septiembre y por ello se eligió ese día, el de san Miguel, para hacer diversas ceremonias, con más razón si el santito también le da su nombre al pueblo.

 

Los mayordomos cuentan que la fiesta tiene más de 100 años, justo cuando se formó el poblado, como consecuencia de la cesión de tierras que hicieron sus antepasados para la construcción de la presa de Necaxa y ellos fueron desplazados, algunos formaron San Miguel, otros Necaxaltepetl y otros más escalaron casi al cuello monte para vivir con sus vecinos de Cuaxicala.

 

Por la mañana mayordomos y pobladores recolectaron la flor del pericón, una variedad del cempasúchil, también ceremonial, para hacer las cruces que protegen las cuatro esquinas de la milpa, las casas, los lugares de trabajo y los vehículos en que se transporta la gente del campo y hay quienes creen que las cruces de pericón sirven también para espantar el hambre.

 

Mientras, en el centro de Huauchinango la Dirección de Culturas Populares a cargo de Martín Luna Mejía organizó un festival para conmemorar el día nacional del maíz que incluyó la exposición y venta de productos del grano, conferencias, una exposición de dibujos elaborada con pintura natural por niños y adolescentes de la comunidad de Cuacuila. Así como una degustación de tamales mixtecos, zacatlecos, naupenses, veracruzanos, guerrerenses y chiapanecos.