Cuetzalan, Pue.- Autoridades municipales así como caporales y representantes de las diferentes comunidades, participaron la mañana de este lunes en el ritual para la colocación del palo de la danza de los voladores en el atrio de la Parroquia de San Francisco de Asís.

Esto, como parte de los preparativos de la Feria de Huipil y del Café que dará inicio en las próximas semanas en este Pueblo Mágico.

El párroco de la iglesia fue quien llevó cabo el acto religioso. Este se realizó en la explanada y junto con el alcalde Arturo Báez Carmona, miembros del ayuntamiento y demás participantes se pusieron en oración a Dios.

Después el padre roció con agua bendita las ofrendas que llevaba entre sus manos el edil y para finalizar este acto de fe, roció por completo el palo del volador.

El rito tradicional inició con la entrada a la iglesia de los danzantes, los cuales estaban ataviados con la indumentaria de los voladores y al ritmo de la flauta y el tambor danzaron en el interior de la parroquia.

Después dejaron este templo para dirigirse a la explanada, acompañados por el alcalde quien llevaba consigo un guajolote que posteriormente sería depositado en la fosa que fue hecha para la colocación del palo.

Cada uno de los danzantes bajó hasta lo profundo del orificio en donde seria enterrado el palo del volador. En el interior hicieron un ritual muy a su estilo ancestral, al descender llevaban entre sus manos un ramo de flores que colocaron sobre el fondo, después evocando a los cuatro puntos cardinales prendieron incienso y llenaron de humo el lugar en donde se encontraban.

Después de que cada uno de los voladores había participado en este ritual, descendió hasta lo profundo de la excavación Arturo Báez Carmona para realizar al igual que los voladores el mismo ritual. Lo único distinto fue que colocó en el interior de este agujero un guajolote.

En las canastas de las ofrendas había ingredientes que se utilizan para preparar el mole, estas verduras y especies fueron repartidas entre los curiosos que estaban participando del ritual y cuando dijeron que las arrojaran, todos lanzaron lo que tenían en sus manos.

El guajolote se queda vivo en el fondo del hoyo y es enterrado junto con el palo del volador, al igual que todo ocupado en el ritual.

En entrevista, el Ejecutivo municipal dio a conocer que este palo del volador tenía una longitud de más 30 metros y pesaba un poco más de 10 toneladas.

Además explicó que para realizar estos trabajos fue necesario acordonar la zona en donde se realizaron para evitar riesgos innecesarios.

En este control de seguridad participaron elementos de Protección Civil y de la Policía Municipal, de igual manera estuvieron presentes elementos de rescate para que en caso de ser necesario se atendiera alguna emergencia de forma inmediata.