Xicotepec, Pue.- Si los programas culturales no ayudan a la cohesión social y favorecen la organización de las colonias y los pueblos y contribuyen al bienestar de la comunidad “entonces no se están haciendo bien las cosas”, mencionó el promotor hidalguense Efrén Fayad Islas, durante la primera mesa de temática del 18 Festival de la Huasteca.

Antes de la inauguración oficial del mayor festejo de la región cultural formada por los estados de Veracruz, Querétaro, Hidalgo, Tamaulipas, San Luis Potosí y Puebla que se realiza a partir de este jueves en el Pueblo Mágico de Xicotepec, promotores culturales de la huasteca coincidieron en algunos puntos de la problemática que les atañe.

Durante la mesa de diálogo realizada en la Casa de Piedra, escenario que se quedó corto ante la nutrida asistencia del público, los impulsores de la cultura huasteca se refirieron lo mismo a la falta de apoyos gubernamentales, a los programas mal diseñados y a la necesidad de seguir con el rescate y preservación de las tradiciones desde la comunidad y no desde un escritorio.

El hidalguense Efrén Fayad puso el dedo en la llaga al indicar que el rezago cultural en el país es más grave que el rezago educativo debido a que hay muchas expresiones de la cultura popular que mueren con los artistas de las comunidades por la carencia de apoyos a los promotores naturales.

“Por ello –reafirmó- para que la cultura cumpla su función social, los miembros de una comunidad deben quedar contentos y recibir algún conocimiento”.

El representante de Veracruz Tirso Bautista de la región de Chicontepec señaló la escasez de promotores culturales y el riesgo que corren las expresiones artísticas de los pueblos ante la pérdida de sus lenguas originarias, por ejemplo la Tepehua, que está a punto de desaparecer debido al reducido número de hablantes. Por lo que llamó a realizar una cruzada nacional en favor de las lenguas originarias.

Recriminó la función de las instituciones dedicadas a la preservación y apoyo a los pueblos indígenas de Veracruz y del país, al señalar que hay dependencias gubernamentales que no han logrado su objetivo.

Propuso el rescate del trabajo de los promotores culturales “desde su propia vida. Hay que llegar al alma; al yólotl, que quiere decir corazón y semilla para salvaguardar el patrimonio cultural de los pueblos a los que mucho daño les ha hecho el paternalismo”.

Hubo otros temas que se abordaron como el de la falta de promoción y a la vez el riesgo de pérdida de algunas danzas tradicionales, como la del Rey Colorado en la huasteca potosina, al igual que el idioma Tenek, como lo expuso la promotora Lizbeth Rodríguez Fernández de Tancanhuitz en San Luis Potosí.

Mientras que el queretano Jorge Hugo Márquez Ramos, dedicado a la función pública desde el Museo Histórico de la Sierra Gorda, se pronunció por la preservación y difusión de los procesos culturales naturales “de los que el promotor debe tener conocimiento y aplicarlos, pero debe de estar consciente que no es dueño de ellos”.

Habló de la importancia de respetar la organización comunitaria y de la promoción cultural dando relevancia a la forma, pero sin dejar a un lado el fondo, momento que aprovechó para invocar las palabras de otro promotor y poeta guitarrero del son arribeño de la sierra de Xichú, en el estado de Guanajuato, Guillermo Velázquez quien en algún taller de promotores dijo: “vemos y conocemos el árbol y ya cosechamos frutos, pero no sabemos qué tan profunda es la raíz”.