La soledad de las madres de migrantes

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Desde hace casi 15 años Doña Teresa no es visitada por su hijos, vive sola en una comunidad que se encuentra a orillas del Lago de Valsequillo, en Puebla, sin embargo, cada mes, sin falta, recibe de ellos por lo menos 250 dólares y una larga llamada telefónica una o dos veces por semana. Sus hijos viven en Estados Unidos y por su calidad de indocumentados no pueden salir del país sin la necesidad de regresar nuevamente con la ayuda de un pollero.

Sin embargo, Doña Teresa, a sus 78 años de edad, no pierde la esperanza de volver a ver a sus hijos en los próximos años porque le dejaron la promesa que de no obtener el apoyo en el “alivio migratorio” ofrecido por el mandatario norteamericano Barack Obama entonces regresarán a México para no volver más a la Unión Americana.

El caso de Doña Teresa no es el único en su comunidad, pero sí uno de los mejores, porque sabe de algunas vecinas que han perdido definitivamente a sus hijos en aquel viaje al norte, muchos no sostienen comunicación y mucho menos envían dinero a sus madres aunque sabe que viven en Nueva York o Chicago, otros más definitivamente desaparecieron y no se supo más de ellos.

Sin embargo, Macedonio no tuvo la suerte de despedirse de su madre quien murió hace algunos años en su pueblo de origen mientras el radica cerca de la ciudad de Boston desde hace 25 años.

Cientos y cientos de historias similares viven las madres de los hombres y las mujeres que decidieron abandonar México para irse a trabajar a Estados Unidos y que hoy a cambio de algunos dólares mensuales enfrentan la soledad.

Madres que buscan a sus hijos desaparecidos

Las redes sociales, los medios de comunicación y lo que se dice entre vecinos reflejan el otro panorama de las madres de hijos migrantes, el más desolador, el de aquellas que sufren la muerte de alguno de sus hijos durante su viaje hacía Estados Unidos, ya sea al cruzar el desierto o el río o aún peor, de quienes pierden la vida a manos de algún delincuente ya sea en la frontera o en el tren La Bestia.

Madres que simplemente no reciben la esperada llamada desde California, Arizona o Texas para escuchar que sus hijos cruzaron con bien la temida frontera.

A principios de este 2015 se informó de los casos de 5 migrantes poblanos que murieron en un accidente de tránsito en avenidas del estado de California durante su regreso del trabajo, sus madres recibieron sus cuerpos en las comunidades de la sierra norte de Puebla.

Y aunque hay madres que también se han arriesgado al emprender el viaje al norte al lado de sus hijos para alcanzar a su esposo o para encontrar una mejor vida e hicieron realidad sus sueños, lo cierto es que uno de los sectores de la población que más sufre el fenómeno migrante es el de las madres.

No importa la edad de sus hijos, las madres viven en carne propia el sufrimiento y los logros de la migración, sin importar si es desde su comunidad o al lado de ellos enfrentando directamente al sistema norteamericano.

Comentarios vía twitter:@erinife

Correo electrónico: erinife23@gmail.com

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Érika Nieto

Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Maestra en Administración, por la UPAEP. Fue reportera del Periódico AL de Puebla y del Noticiero Revista 105 en La Radiante 105. Fue corresponsal para medios de comunicación en Puebla, San Luis Potosí y Chiapas desde la ciudad de Nueva York en Estados Unidos, durante los ataques terroristas del 11 de Septiembre de 2001 a las Torres Gemelas.

También se especializó en el tema de Migrantes durante su paso por la Administración Pública promoviendo el enlace con las diferentes organizaciones de poblanos en el exterior y el Gobierno del Estado. Además es especialista en el área de Relaciones Públicas.