La historia de Martín

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Hace algunos años conocí en la ciudad de Shakopee en Minnesotta a un indocumentado mexicano, su nombre es Martín, tenía ya varios años viviendo en Estados Unidos, su origen era humilde y solo contaba con los estudios básicos. Salió del Distrito Federal en busca de ingresos para apoyar a su madre y a sus hermanos.

Empezó, como la mayoría, a trabajar en los estados fronterizos y con los años fue escalando hacía el norte del territorio estadunidense, su argumento era que en los estados más cercanos a Canadá la paga era mejor, había menos indocumentados y los empleos eran de mejor calidad, como estar en una línea de producción o en alguno de los muchos casinos indios que predominan en la región.

Cuando lo conocí trabajaba en dos empresas diferentes, es decir, laborada 16 horas al día ya que buscaba un ingreso más fuerte para apoyar a su madre. Descansaba los fines de semana y compartía un pequeño departamento en un barrio hispano con un matrimonio, también de mexicanos, donde solo el esposo y la pequeña recién nacida tenían la ciudadanía.

Los documentos para trabajar eran prestados en ambos trabajos, es decir, alguien más que contaba con residencia y todos los permisos para trabajar le prestaba su nombre y su número de seguro social para entrar a trabajar. Esa misma persona recibía los cheques cada semana pero de inmediato se los enviaba a Martín.

En esos casos la confianza y la solidaridad entre hispanos es fundamental. Claro que a cambio del préstamo de los documentos Martín cumplía con el pago de impuestos correspondiente mientras el dueño recibía los beneficios de cumplir con ese gobierno.

Estando en Minnesotta, Martín recibía constantemente ofertas de trabajo para viajar a Alaska, pero su objetivo era “brincar” a Canadá donde varios amigos de él habían conseguido mejores trabajos y mejores sueldos, sobre todo para la época de nevadas.

Martín no tenía entre sus planes regresar a México, todo lo contrario, estaba preparándose para obtener la cantidad de dinero suficiente que le permitiera establecerse él solo y así mandar a traer a sus hermanos menores, luego a su madre. La paga del pollero era muy alta.

Sabía que la posibilidad de una nueva amnistía estaba muy lejana, casi imposible, así que no apostaba a conseguir documentos por la vía legal, ya había aprendido a trabajar sin ellos y era todo lo que le interesaba.

Hace poco recibí noticias de Martín, está a punto de hacer realidad uno de sus principales sueños, vivir su nueva aventura migratoria pero ahora más al norte del continente. Ya tiene a su familia a un lado, aunque no le fue muy sencilla la tarea, y de México solo le queda la mala experiencia de vivir la pobreza y la falta de oportunidades.

La promesa de una reforma migratoria por parte del Gobierno de Barack Obama no le generó nuevas esperanzas aunque cubre con todo el perfil, así que prefirió seguir con sus planes con miras de viajar a un país donde dice las oportunidades y la calidad de vida son todavía mejores.

Comentarios vía twitter: @erinife

Correo electrónico: erinife23@gmail.com

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Érika Nieto

Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Maestra en Administración, por la UPAEP. Fue reportera del Periódico AL de Puebla y del Noticiero Revista 105 en La Radiante 105. Fue corresponsal para medios de comunicación en Puebla, San Luis Potosí y Chiapas desde la ciudad de Nueva York en Estados Unidos, durante los ataques terroristas del 11 de Septiembre de 2001 a las Torres Gemelas.

También se especializó en el tema de Migrantes durante su paso por la Administración Pública promoviendo el enlace con las diferentes organizaciones de poblanos en el exterior y el Gobierno del Estado. Además es especialista en el área de Relaciones Públicas.