¿Y ahora por quién votaremos?

Muchos lectores compartirán el sentimiento generalizado de que ‘Todos los políticos son iguales, una bola de corruptos sean del partido que sean. Ninguno hay menos malo que los demás, así que ¿para qué ir a votar?’

La reciente historia política mexicana justifica el desánimo ciudadano. En los tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, en los tres órdenes de gobierno, federal, estatal y municipal, el que no está asociado con los narcos, cobra moches o, simplemente, es flojo y tonto. Los partidos políticos no se distinguen más que por el color de sus corbatas; son grupos que pelean por el botín del presupuesto sin un proyecto de nación.

“Hay que leer las propuestas de los candidatos y votar por la que más le guste”, dicen los más razonables. Pero, la verdad, a nadie le importan las propuestas y menos, todavía, si sabemos que no las van a cumplir, que las van a olvidar por disciplina partidaria o por pura ineficiencia.

La competencia entre los partidos es como un partido de fútbol entre jugadores marrulleros que faulean al contrario cuando el árbitro no los ve y lloran cuando el rival les hace lo mismo. Si el árbitro, el INE, los quiere castigar, reclaman, lo escupen y lo amedrentan. Para ellos lo importante no es ser buenos futbolistas y competir de acuerdo con las reglas sino meter gol a como dé lugar. Es comprensible que el público se canse y deje de ir al estadio.

Pero no confundamos a nuestros equipos de tercera con el juego mismo. Nuestros partidos políticos, llaneros y tramposos, no deben hacernos rechazar la democracia, que es el nombre del juego. Aspiramos a tener mejores equipos y mejores jugadores, no a eliminar la democracia. Abstenerse de ir a votar es un rechazo a la democracia que no afecta a los políticos marrulleros a quienes no les importa la abstención.

Afortunadamente, hay una parte del público que está exigiendo jugadores más limpios. ¿Cómo? Pidiendo a los candidatos que presenten sus tres declaraciones: Patrimonial, Fiscal y de Intereses. La cosa no es complicada. Se trata de saber cuáles bienes posee un candidato, cuánto paga de impuestos y dónde están sus intereses económicos. La asociación ‘Transparencia Mexicana’ lanzará la campaña #3de3 con un sitio web en el que se podrá saber cuáles aspirantes han presentado sus declaraciones.

Si usted tiene la suerte de tener un candidato que hizo públicas sus declaraciones, vote por él. Si no es el caso y no le gusta ningún candidato, anule su boleta pero no se abstenga. La abstención favorece a los que ya se sirven con la cuchara grande. La anulación, en cambio, es un rechazo a los partidos sin rechazar a la democracia.


Twitter: @memohinojosa